La firma invitada
Rocío La Pocha Harms
Bueno, antes que nada mil gracias por invitarme a tu blog a ser la firma invitada. Fue toda una sorpresa especialmente como tú y yo sabemos, soy malísima expresándome verbalmente que hace que en escrito sea peor, además me invento cada palabra que a veces leyendo lo que escribí, ni si quiera yo sé que estaba tratando de comunicar. Total, como se que vas a leer esto y corregir mis errores no me preocupo.
Total, como Manijeh al momento de saber que era tema libre, me sentí aterrorizada de no saber que tema escoger. Por eso no me gusta ir de compras, porque hay miles de cosas para escoger y la mayoría de las veces quiero todo o nada, pero bueno, les voy a contar sobre mi niñez.
Todas las mañanas, como siempre, me querían forzar a desayunar. El desayuno no es unos de mis favoritos y creo que jamás lo será. Lo que ellos no entendían es que me esperaba todo un mundo de aventuras y solo tenia las horas del día para envolverme en ellas.
Casi todos los días empezaba yendo a saludar a la anciana que vivía en el árbol en la esquina de la última calle antes de llegar a la laguna. Ella era muy amable pero temía que le destruyeran su hogar. Los días que no abría su puerta, le dejaba un hola escrito en el aire. De ahí corría hacia el lago. El ritual era quitarme los zapatos, mojar mis pies y pararme en una piedra que estaba a la orilla. Siendo yo parte de este lago y la princesa y la persona que controlaba el viento, era mi deber hacer las olas. Me pasaba horas hablandole a los peces y al viento.
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